La Trochita, un ícono de la comarca chubutense, recorre durante todo el año los bellos paisajes patagónicos. Un paseo imperdible para disfrutar a pleno.
Cordillera, lagos, ríos y bosques las propuestas para el verano se multiplican en actividades de aventura Al pie de los Andes, Esquel es el corazón de la "Comarca de los Alerces", una región de bosques, ríos, lagos y estepa donde cada relieve invita a una actividad diferente. A partir de la primavera, que viste de verde el Parque Nacional y de flores los jardines de la ciudad, se potencian las posibilidades de la pesca y las propuestas de aventura. Sólo hay que elegir, porque sea a caballo, a pie o desde el agua, los paisajes esquelenses son el escenario perfecto para sentirse capaz de enfrentar los más osados desafíos.
Cerca de Esquel, el río Futaleufú se alimenta de los lagos del Parque Nacional Los Alerces y cruza los Andes hacia Chile. Junto con el río Corcovado, que nace unos 180 kilómetros al sur de la ciudad y corre también hacia el Pacífico, está considerado como uno de los mejores del mundo para la práctica del rafting. De aguas azules y transparentes, gracias al deshielo de los glaciares, estos ríos ofrecen rápidos inolvidables y también sectores más tranquilos para los que se inician en la actividad: según la experiencia adquirida, se podrá elegir clase II, III, IV y V. En los grados más avanzados se puede incluso cruzar a Chile, en una travesía de dos días que sigue el curso del Futaleufú.
La temporada empieza en noviembre, cuando los ríos tienen mayor caudal: cada prestador entrega el equipamiento completo, con cascos, palas, trajes de neoprene y gomones, y de la mano de un guía comienza el camino hacia la aventura. Se pueden elegir recorridos de distinta duración y dificultad, atravesando espectaculares tramos de rápidos encajonados y divisando bandurrias, biguás y patos. Otra alternativa es el "ducky", un kayak inflable que requiere una pequeña instrucción previa para realizar luego descensos por el Corcovado pasando por rápidos clase II y III.
Los bosques andino-patagónicos son el lugar perfecto para explorar el mundo visto desde arriba. Es lo que propone el "canoping", o "arborismo", una actividad creciente porque combina la aventura con la experiencia ecológica, ofreciendo una perspectiva completamente nueva: se trata de convertirse en un verdadero trekker del cielo trasladándose por plataformas aéreas situadas en los árboles, gracias a la utilización de poleas en cables horizontales.
El circuito de canopy parte del centro de montaña Pueblo Alto, a 30 kilómetros de Esquel y cinco kilómetros del ingreso al Parque Nacional. Aquí se organizan actividades para todos los gustos: juegos de aventura, recorridos a caballo, flotadas en balsa y salidas en bicicleta, todo con graduaciones diferentes para que lo puedan disfrutar desde los más chicos hasta los más grandes de la familia.
Primero hay una charla con los instructores para explicar la forma de proceder con seguridad y despejar las dudas. Después, una vez comenzado el circuito de canopy, se pueden tener vistas increíbles del bosque desde lo alto de las plataformas en los árboles, y se atraviesa, colgados de arneses de máxima seguridad, sujetos con cables de acero, el cañadón del río Fontana. Los recorridos tienen entre 30 y 300 metros, a una velocidad promedio de 23 kilómetros por hora. Hay que olvidarse del vértigo y del temor al vacío: son sensaciones de los primeros momentos, que quedan atrás cuando, impulsados a lo largo de los cables, se ve de pronto un mar verde a los pies, a veces matizado de nieve, y se siente una increíble sensación de volar, acariciados por el viento patagónico y en inmensa soledad.
Hasta el 1º de mayo de 2010 está abierta la temporada de pesca en los ríos y lagos, que se encuentran entre los más buscados del mundo para la pesca deportiva. En los alrededores de Esquel, la localidad de Corcovado ofrece un excelente pesquero en las aguas del río del mismo n ombre, donde el tamaño de las truchas arco iris, marrones y "cabeza de acero" dejan asombrado al más experto. Los pequeños ríos y lagos de los alrededores también son ideales para probar el funcionamiento de las moscas, aunque también se practican –según el ámbito– las modalidades de spinning y trolling. En todo caso, siempre es obligatoria la pesca con devolución.
El río Rivadavia, que une el lago homónimo con el lago Verde, es otro lugar tentador: ancho y bordeado de bosques, con árboles entre los cuales se divisan algunos arrayanes, se forman en algunos tramos rápidos que revelan la huidiza presencia de las truchas. Las primeras semanas son ideales para el pique: hambrientas, las truchas se lanzan prácticamente sobre todas las moscas. Se pueden realizar flotadas por el río Rivadavia a lo largo de todo el día, con algunos descensos ocasionales en las orillas para probar también la pesca de costa.
Esquel y sus alrededores son la meca de unos particulares turistas, inseparables de sus prismáticos: son los avistadores de aves, que a medida que avanza el buen tiempo van llegando en busca de "tildar" cada vez más especies en sus extensos listados.
Pocos lugares gozan de la diversidad de aves que hay en este sector de la Patagonia austral: se pueden encontrar hasta 195 especies diferentes, algunas residentes y otras visibles en forma esporádica. Esto significa aproximadamente el 20 por ciento de las especies de la Argentina, una variedad posible gracias a la combinación del bosque con la alta montaña y la estepa. Es la diversidad del paisaje la que genera una importante biodiversidad: así, en un radio de aproximadamente 50 kilómetros, se atraviesan ambientes completamente diferentes, con las zonas de transición conocidas como "ecotono" entre cada una de ellas.
En la región se ven cóndores, choiques, patos de los torrentes, carpinteros gigantes, chucaos y otras especies; además en la propia ciudad de Esquel sorprende ver aves del bosque y de la estepa. Los operadores de la región ofrecen salidas diseñadas especialmente para incrementar las posibilidades de encontrase con ciertas especies deseadas por el viajero avistador, sea en la estepa, en la alta montaña o en los cursos de agua.
Hay lugares a los que no se puede acceder de manera convencional: sólo cabalgando, o en mountain-bike, es posible llegar hasta los rincones más alejados y agrestes de la cordillera. Desde Esquel hay varias posibilidades: algunas salen de chacras en las cercanías de la ciudad, para realizar recorridos de distinta duración por Valle Chico, Nahuel Pan y Cholila, y otras tienen punto de partida en Pueblo Alto. Con caballos especialmente preparados, atribuidos a cada viajero según su carácter más manso o más brioso, se van descubriendo los bosques nativos "desde adentro", apartando ramas y cruzando vados. También es posible cabalgar bajo las estrellas.
Pueblo Alto también es el punto de partida para varias excursiones en bicicleta. Hay opciones para recorrer los senderos de montaña en una hora y hasta medio día de duración; también se puede hacer un recorrido "periurbano" llegando hasta la laguna La Zeta. Hace falta, en cambio, algo más de tiempo y resistencia para emprender la travesía hacia el cañón del Corcovado, que parte a mitad de camino entre la villa de Corcovado y Carrenleufú, el último pueblo argentino antes de la frontera. Se recorre la orilla del río aguas abajo pasando por un bellísimo paisaje. Más información en Secretaría de Turismo de Esquel: Alvear y Sarmiento, teléfono (02945) 451927; www.esquel.gov.ar
Fuente: La Capital Turismo
http://www.lacapital.com.ar/ed_turismo/2009/12/edicion_61/contenidos/noticia_5072.html