Danza con lobos marinos

Una emocionante aventura de buceo, En la colonia De Golfo Nuevo, Muy cerca de Puerto Madryn.

Aún oblicuo, el sol matinal acentúa las sombras sobre el agua. La lancha se aproxima lenta al acantilado, teñido de amarillo a esa hora temprana. En la costa, sobre las rocas, el movimiento de los animales preludia la llegada. Y cuando el motor se apaga y la embarcación se detiene frente a ellos, decenas de lobos marinos saltan al mar, se abalanzan sobre los visitantes. Sobre un oleaje apenas perceptible, danzan y aguardan por los buzos, que se preparan para sumergirse.

Sin lugar a dudas, el buceo con lobos es una de las experiencias más cautivantes de las que pueden llevarse a cabo en la zona del Golfo Nuevo, cerca de Puerto Madryn. La interacción con los animales fascina inevitablemente a quienes se aventuran a las aguas patagónicas para dejarse abrumar por la naturaleza misma.

Actividad controlada

Llevada a cabo en las proximidades de la colonia de lobos marinos de “un pelo” de Punta Loma, a treinta minutos de navegación desde Puerto Madryn, la actividad está fuertemente controlada por razones ecológicas. Por ello, se reduce a un área definida, bajo condiciones prefijadas para que el ecosistema permanezca inalterable para los casi trescientos animales de esta colonia que hoy es Reserva Natural. Estas normas establecen, entre otras cosas, que la embarcación con los buzos no atraque a menos de 50 metros de la costa, la prohibición de bucear a una distancia de la colonia menor a los 25 metros y un número máximo de buzos en el agua que no supere los 18 individuos.

Una vez echada el ancla tras la navegación desde Madryn, los visitantes saltan de a uno al mar enfundados en trajes isotérmicos que reducen al máximo la lógica pérdida de calor provocada por el agua cuya temperatura oscila entre los 14 y 18 grados. Curiosos, mientras los buzos empiezan a ensayar brazadas y agitar las patas de rana, los lobos dejan los refugios rocosos de las costas y zigzaguean velozmente cerca de la nave, acortando poco a poco las distancias, hasta que, finalmente, se entregan al contacto directo.

La experiencia

Y entonces, en un juego maravilloso, se los puede acariciar y las miradas se pierden en la profundidad en un intento por alargar ese momento en el que, despojados de todo miedo, los animales rozan los visores de los buzos en un beso imposible.

En el agua, no hay tiempos para pausas. Siguiendo a los lobos, los buzos van y vienen, ayudados por la libertad de movimientos que permiten los equipos de snorkel, la más difundida de las dos modalidades de buceo con lobos ofrecidas en Puerto Madryn.

Fácil de practicar, el snorkel apenas exige el uso de una máscara provista de un tubo de respiración, lo que lo diferencia del “buceo scuba”, para el que se necesita un equipo autónomo con tanque de aire y chaleco compensador para la flotabilidad.

Finalmente, agotadas ya las emociones, buzos y animales se despiden en el agua. Los unos, vuelven a la nave. Los otros, nadan hasta las rocas costeras, muy cerca de Puerto Madryn. Será difícil olvidar esta aventura.

Fuente: Clarín Turismo