Siempre decimos que la Argentina es un país que tiene todos los paisajes. Siempre decimos que la Patagonia es única en belleza natural, y es verdad. Y los que visitan Puerto Deseado pueden asegurar que toda esa belleza natural está allí, en cada uno de sus rincones. Acantilados, rocas talladas por la fuerza del viento, una gran biodiversidad de especies tales como el pingüino de Magallanes, cormoranes, lobos marinos, toninas overas, y el simpático pingüino penacho amarillo. Ni hablar de la calidez de su gente y su historia.
Puerto Deseado es una maravillosa ciudad hecha de acantilados e incitada a la vida por un puerto, hoy considerado el más importante del litoral atlántico. La ciudad se alza en el noreste de la provincia de Santa Cruz, encabezando el departamento de su mismo nombre. El río que atraviesa su territorio (ría), presenta la característica de haber dejado de volcar sus aguas al océano, permitiendo el ingreso de éste al continente.
Es una ciudad a la que todavía le falta perfeccionar su infraestructura turística, pero tiene la bendición de tener su ría, un trayecto de agua de 45 kilómetros que se constituye en el principal atractivo del lugar. Es un río que abandonó su cauce y fue ocupado por el mar. Allí se puede realizar una excursión en gomones rígidos y visitar el asentamiento de cormoranes, de lobos marinos de un solo pelo, de pingüinos Magallanes y se puede jugar con las toninas overas.
Deseado es pequeña con tan solo 18.000 habitantes y siempre tiene un invitado de lujo, el viento. Al principio uno siente un poco de incomodidad pero con el correr de los días es como que uno lo va queriendo y se va acostumbrando a que sople con mucha intensidad tanto los días soleados como los grises. Casi nunca hace calor, más bien hace frío, pero es un clima que hace juego con la belleza de los paisajes que por momentos se tornan un tanto inhóspitos.
A Puerto Deseado se llega desde Rosario o Buenos Aires en avión hasta Comodoro Rivadavia y luego en vehículo por la ruta 3, alrededor de unos 300 kilómetros por la costa. Es una ciudad que vive de la pesca (calamares y langostinos), y del petróleo, cuyos yacimientos son de alta complejidad. Además cuenta con algunas fiestas dignas de ser destacadas como la Fiesta de la Cereza, en Los Antiguos, (del 7 al 9 de enero); la Fiesta del Cordero, y la peregrinación a Nuestra Señora de Lourdes (8 de diciembre). Su arquitectura es muy similar a la de Mar del Plata, casas de piedra y madera.
El turista que llega a Puerto Deseado puede disfrutar de muchas excursiones: a la ría, a la isla pingüinos, al Mirador de Darwin y Cabo Blanco, al Museo Mario Brozosky, al Museo del Ferrocarril, al cementerio Municipal y una recorrida por la ciudad.
Deseado es una ciudad cuyos habitantes conocen muy bien su historia y no dudan en trasmitirla a cuanto turista llega a destino. Y cuentan que se le atribuye a Magallanes el descubrimiento de la Ría Deseado en 1520 en su afán de encontrar salida al poniente en su intento de circunvalación de la Tierra .La desmesurada anchura de su boca y lo salado de sus aguas le debe haber infundido ánimo al respecto, pero la historia no da seguridad de algún desembarco.
En Deseado el paisaje está compuesto por acantilados, cañadones, riscos y estepa que definen el panorama de la localidad donde el clima oscila en la franja que va de templado a frío, siendo más húmedo en invierno que en verano. Estas condiciones naturales han hecho de la localidad uno de los principales centros de actividad pesquera de altura en toda Argentina. Aunque, si algo define cabalmente a este lugar, es su vocación turística. Decenas de excursiones náuticas y terrestres, paisajes fascinantes, reservas naturales e indescriptibles avistajes de especies patagónicas, conforman su irrechazable propuesta.
Uno de los atractivos más significativos de este rincón santacruceño lo constituye la Reserva Natural Río Deseado, geológica y faunísticamente única, tanto por su biodiversidad, como por resguardar en su seno al único río sudamericano cuyo cauce abandonado fuera ocupado por el mar. Los Miradores de Darwin se anexan a esta línea sobre el final de la ría, permitiendo la contemplación de fantásticas escenas. En tanto Cabo Blanco con su faro y acantilados borrascosos e Isla Pingüino se configuran como naturales observatorios de la vida silvestre, especialmente indicados para los aficionados a las aves.
Uno de los paseos más recomendables en Puerto Deseado es la recorrida a la Reserva Natural Río Deseado que tiene una duración de casi dos horas y media. Es uno de los sitios con mayor biodiversidad de la costa patagónica. Allí se podrá disfrutar a bordo de un semirrígido a cargo de Expeditions Darwin, de las toninas overas o pequeños delfines de un metro de largo, y así verlas jugar con la embarcación y mostrar su show, saltan, nadan de a tres o cuatro alrededor del bote y se sumergen. Hacen todo lo necesario para que los turistas saquen sus cámaras fotográficas y registren el paso de ellas. Un espectáculo maravilloso y único. Luego se visita la colonia de cormoranes. Hay de varias especies, de patitas rojas y pico amarillo, otros de cuello negro, y los menos con pintitas negras y grisácesas. En ese lugar hay también pingüinos Magallanes. Además se accede a la isla de los lobos marinos, y si la marea es alta se puede acceder por la ría al Cañón Torcido. Desde allí se llega a unos pocos kilómetros sobre la ría a la Isla de los Pájaros donde se encuentra la colonia de pingüinos Magallanes y gaviotas americanas, que siempre están al acecho de los nidos y crías de los pingüinos.
Otra excursión de día entero en 4x4 es al Mirador de Darwin y Cabo Blanco. Se recorre la costa sur hasta el campamento de Darwin y Fitz Roy, es el mismo sitio donde los navegantes pasaron la Navidad de 1833. Desde allí se puede contemplar el imponente cañón del río Deseado y disfrutar de uno de los paisajes patagónicos más bellos.
Si el tiempo acompaña y el mar está tranquilo, el paseo a la Isla Pingüino no puede faltar. Esta excursión es de día completo, se parte a las 9 de la mañana en una embarcación semirrígido. Cada uno de los excursionistas no debe olvidar abrigarse con una buena campera gruesa, gorro, guantes y zapatillas cómodas. Se parte mar adentro y durante tres horas se puede compartir el viaje con las toninas overas que nunca faltan a la cita. Se llega a la isla y comienza la caminata hacia arriba en busca del simpático pingüino penacho amarillo. Esta ave de tan solo 58 centímetros tiene la característica de tener hacia los costados de su cabeza unos pelitos amarillos y los ojos muy rojos. No caminan como cualquier pingüino, sino que saltan. Esta colonia es única en toda la Patagonia. En este lugar también hay elefantes marinos y lobos marinos, estos últimos siempre custodiados por sus quince hembras. Los guías piden a los turistas que traten de no hacerse ver mucho porque los lobos no están acostumbrados a la presencia humana y se asustan entonces corren hacia el agua de manera brusca y se pueden lastimar con las piedras del lugar. Asimismo se ven cormoranes, skúas y delfines australes. Además estan los restos de la factoría lobera del siglo XVIII y el faro centenario que hace sentir la historia de este verdadero paraíso. La isla será declarada Parque Nacional.
Otro paseo que se puede realizar, es la visita al Museo Estación del Ferrocarril, que dio origen a la ciudad de Puerto Deseado y la unía con colonia Las Heras. Desde que se cerró el ramal ferroviario en 1978 los empleados trataron por todos los medios de conseguir su reapertura y así conservar ese espíritu tan particular del lugar. Hoy esta estación cuenta con un museo que reaviva la historia del ramal, sus personajes, sus anécdotas, los instrumentos de comunicación de esa época. Y por si fuera poco los ferroviarios se reúnen en el museo en su cantina, mientras saborean unas pizzas o degustan un rico asado y recuerdan su vida como ferroviarios.
En el centro de la ciudad está la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, única porque su campanario cuenta con un faro, hoy en desuso, aunque todas las noches a modo simbólico se prenden las luces. Vale también recorrer el cementerio municipal y visitar la tumba de piedra realizada por picapedreros yugoslavos, donde descansa el joven Servando Romero, quien fuera fusilado a los 19 años en la represión de 1921.
Por último vale realizar una recorrida por el Museo Mario Brozoski donde se muestran las piezas de la corbeta de guerra inglesa HMS Swift, la cual naufragó frente a las costas de la ciudad de Puerto Deseado el 13 de marzo de 1770.
Fuente: La Capital Turismo